Silvia Gómez-Tagle: Entre el movimiento del 68, la insurgencia sindical y la lucha por la democracia
Publicado 19.03.2023
Silvia ha sido reconocida por su atenta mirada, su agudo análisis y su participación en el campo político mexicano, donde, durante casi medio siglo, se sumó personal y apasionadamente en una arena particular: la construcción de una sociedad democrática en México.
Quisiéramos llamar la atención sobre su actividad política, que inició desde muy joven con su participación en el movimiento estudiantil de 1968. Años más tarde, sus ímpetus políticos se convirtieron en agudeza heurística: ya como novel investigadora de El Colegio de México realizó, a principios de la década de 1970, una investigación sobre las sociedades de crédito ejidal de La Laguna (Gómez-Tagle, 1974), en la que evaluaba el desmantelamiento de la colectivización agraria cardenista. Esta investigación le permitió desplegar una mirada cercana sobre los procesos laborales y las formas de organización de los trabajadores del campo (el llamado proletariado rural). Ahí, mediante la realización de un enorme trabajo documental y de entrevistas, pudo identificar cuidadosamente las formas de control corporativo y corrupto que ejercían las instituciones bancarias rurales de naturaleza estatal, y las dirigencias locales asociadas a las organizaciones campesinas oficiales, sobre ejidatarios y trabajadores rurales.
En la segunda mitad de esa misma década, cuando en México resurgía con un brío inédito la lucha proletaria, Silvia tuvo la claridad para percibir la magnitud de lo que acontecía en el país y nos dejaba ver que en ese momento se convertía en “noticia de primera plana el movimiento obrero y en particular la ‘insurgencia sindical’ […] los movimientos sindicales de mayor trascendencia nacional han sido encabezados por los trabajadores de las empresas nacionalizadas” (Cordero y Gómez-Tagle, 1978: 97 y 98). Muchos años después, Silvia recordaba en entrevista que: “Rodolfo [Stavenhagen] apreciaba mucho mi trabajo, me presentó con el líder de los electricistas democráticos [Rafael Galván] y me ayudó a establecer contactos para hacer una investigación que era muy importante para mí, sobre el sindicato de los electricistas” (Gómez-Tagle, 2021: s.p.).
Ese interés se cristalizó en diversos trabajos (entre otros, Gómez-Tagle, 1980; Gómez-Tagle y Miquet, 1976; Cordero y Gómez-Tagle, 1978); en ellos, Silvia tuvo la sensibilidad política para identificar
[…] la Tendencia Democrática, [como] uno de los movimientos políticos sindicales más importantes en los últimos años, ha sido encabezado precisamente por un amplio sector de los trabajadores electricistas pertenecientes a la cfe [Comisión Federal de Electricidad]; y todavía sigue pendiente la integración de los trabajadores de la clyfc [Compañía de Luz y Fuerza del Centro] a la cfe, con su consecuente incorporación al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (suterm) (Cordero y Gómez-Tagle, 1978: 116).
Silvia reconocería que:
Las demandas de este movimiento pasaron de ser laborales, a implicar un programa político para la reestructuración del movimiento obrero y la modificación de la política económica de las empresas estatales, planteando la posible necesidad de crear instancias de democracia directa, como la participación de los trabajadores en la administración de las empresas estatales, con el fin de lograr que la intervención del Estado en la economía mexicana adquiera un significado social, congruente con los postulados de la Revolución de 1910 (Cordero y Gómez-Tagle, 1978: 123).
No obstante su simpatía hacia la clase obrera industrial, siempre mantuvo su mirada crítica sobre el movimiento encabezado por los electricistas democráticos. Sin duda, la “Declaración de Guadalajara” (1975) de la Tendencia Democrática electricista representaba el manifiesto obrero más importante y maduro del siglo xx en México:
[…] proponía doce puntos, para “llevar adelante la Revolución Mexicana”; entre los cuales destaca, por su importancia, la idea de reorganizar el movimiento obrero en sindicatos nacionales de industria por rama. Se manejó también la idea de consolidar la alianza de los trabajadores del campo y la ciudad, la cual sí representó una innovación respecto de programas anteriores. En documentos posteriores se expresa con mayor claridad una posición de clase. En 1976 se reconoció que la etapa “nacionalista revolucionaria” es transitoria para llegar al socialismo, y también que la “Declaración de Guadalajara” fue un programa popular nacionalista para una etapa de la lucha, pero que ha faltado una caracterización del Estado mexicano con una perspectiva política más amplia (Gómez-Tagle, 1980: 200-201).
La experiencia vivida por el movimiento de los electricistas permitió conocer los límites del Estado mexicano ante el amago de una huelga nacional, que amenazaba con paralizar y dejar a oscuras al país entero: “Las secciones de la td [Tendencia Democrática] fueron ocupadas por el ejército el 16 de julio, antes de que se declarara la huelga, muchos trabajadores fueron reemplazados, y los que regresaron al trabajo aceptaron la dirección cetemista del suterm” (Gómez-Tagle, 1980: 204). Silvia no sólo analizó críticamente estos sucesos, sino que los acompañó atestiguando —en su ascenso y en su derrota— uno de los momentos más importantes de la lucha proletaria en México.
A lo largo del trayecto biográfico de Silvia, es posible identificar cómo acompañó los movimientos sociales y políticos más significativos de México: durante la década de 1970 a la Tendencia Democrática en el plano sindical; en las dos décadas siguientes al movimiento democratizador encabezado primero por Cuauhtémoc Cárdenas, y ya iniciado este siglo en la lucha de Andrés Manuel López Obrador. En estas lides no siempre salió victoriosa, pero sin duda en ellas desplegó no sólo su inteligencia y fina capacidad analítica, sino que también expresó su optimismo, pasión y sobre todo su buen humor.
No sobra recordar y agradecerle a Silvia el que durante casi medio siglo haya hospedado y mantenido siempre abiertas las páginas y números de Nueva Antropología a los resultados de investigaciones antropológicas que se atrevían a abordar temas laborales y sindicales, que hasta finales de la década de 1970 eran considerados aún por muchos como asuntos ajenos a la antropología. Sin duda, estas temáticas, al lado de muchas otras iniciativas innovadoras (género, imaginarios, representaciones, sexualidad, violencia, afectividad, deportes, ocio, etcétera), le dieron un lugar importante a la revista en el mundo hispanohablante y honraron su subtítulo al permitir el diálogo no sólo con las otras disciplinas sociales, sino también con las humanidades.
Semblanzas de Silvia Gómez Tagle (1944-2022). Publicado en el núm. 95, vol. 34 de Nueva Antropología, julio - diciembre 2021
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- Silvia Gómez-Tagle,
- Nueva Antropología
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